martes, 12 de marzo de 2013

Dos palabras.


Dime que sí y no mires atrás.

Solos tú y yo, donde nadie pueda juzgar lo que hacemos bien o mal, donde sólo estén nuestro amor y confianza. Ese lugar será nuestro centro, aquel sitio en que podremos ser nosotros mismos sin necesidad de tener un rol definido, solamente el que aporte nuestros sentimientos.


Ven aquí y dame la mano. Sentirás esa magia que inunda cada célula y cada poro de nuestra piel como si fuesen una. 




Tan solo dime que sí y haré de este mundo en que vives un lugar que sobrepase tus sueños, tanto que ni los antiguos poetas habrían podido describirlo con exactitud.

No todo será alegría, pues la vida no es así. Pero prometo suavizar cada detalle que vaya a hacerte daño, me comprometo a acompañarte en la caída y a levantar contigo. Pero sobretodo cuidaré siempre la ternura y pureza de tu sonrisa. 

 

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